Buenos días amados alumnos esperamos que la Escuela de la Biblia sea de gran bendición para ustedes...
Hoy martes continuamos con el libro de Génesis los capítulos 37 al capítulo 40
C. LA DISCIPLINA DEL SUFRIMIENTO (39:19-23)
No sólo José controló sus apetitos, sino también logró controlar su lengua; porque no discutió con los oficiales ni expuso la mentira que la esposa de Potifar esparcía acerca de él. El control de la lengua es una señal de madurez espiritual (Stg. 3). Es probable que Potifar era el capítan de la guardia a cargo de los prisioneros; incluso tal vez era el principal verdugo. En cualquier caso,cuido que José lo pusieran en la prisión del rey (v. 20), y la fidelidad y devoción de José le ganó el favor de los ofíciales. La clave de su éxito fue que <<Jehová estaba con José>> (39:2, 5, 21). Al menos dos años tuvo que sufrir José como prisionero o quizás más tiempo. El Salmo 105:17-20 explica que este sufrimiento puso <<hierro>> en su alma. Contribuyo a Hacerle hombre. La gente que evade el sufrimiento tiene dificultad para desarrollar el carácter. Sin duda José aprendió la paciencia de sus sufrimientos (Stg 1:1-5) tanto como una fe más profunda en la Palabra de Dios (Heb 6:12). Este sufrimiento no era nada agradable, pero necesario y un día se convirtió en gloria.
III. JOSÉ EL SIERVO OLVIDADO (40)
José era ahora un criado en la prisión real (41:12), fielmente cumpliendo con su trabajo y esperando el día cuando sus sueños proféticos se hicieran realidad. Un día se añadieron dos nuevos presos: el copero de Faraón y el jefe de sus panaderos. No se indica cuáles fueron sus crímenes; a lo mejor fue alguna minucia que enfadó a Faraón. Por amor a José, sin embargo, sabemos que Dios arregló dicho arresto. José tratado injustamente, pero sabía que un día Dios cumpliría su Palabra.
Nótese la humildad de José al interpretar los dos sueños (v.8). Le dio toda la gloria al Señor. <<Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo>> (1P 4:6).
Los dos presos estaban encadenados debido a algo que hicieron, en tanto que José era inocente. Su interpretación de los sueños se hizo realidad: el copero fue restaurado y el panadero ahoracado. ¡Y José seguía en la prisión!. Nos preguntamos por qué otros exprimentan las bendiciones que nossotros necesitamos con desesperación; y sin embargo Dios tiene su plan y su tiempo.
Hay un indicio de desilución e incredulidad en la petición de José en el versículo 14. ¿Estaba José apoyándose en el brazo de la carne? Si es así el brazo de la carne le falló, porque el copero se olvidó por completo de José por los dos años siguientes. Esta fue una buena lección para José de manera que nunca confiara en los hombres. Dios al final iba a usar la mala memoria del mayordomo para librar a José, pero el tiempo oportuno aún no había llegado. El copero se olvidó de José, ¡pero Dios no se olvidó de él! José tenía diecisiete años cuando llegó a Egipto y treinta cuando salió de la prisión (41:46). Esto quiere decir que pasó trece años como criado y prisionero, años de disciplina y preparación para su ministerio de toda una vida como el segundo al mando en Egipto. Dios nos prepara para lo que Él prepara para nosotros, si tan solo nos rendimos a Él.
De muchas maneras José es un cuadro de nuestro Señor Jesucrristo, incluso cuando en ninguna parte del NT se le llama de manera específica un tipo de Cristo. José era un hijo amado que fue odiado y rechazado por sus hermanos. Le vendieron como esclavo y entonces un día lo encontraron como rey sobre ellos. José tuvo que sufrir antes de entrar en su gloria. Venció la tentación y sin embargo lo arrestaron y trataron injustamente. José fue un siervo fiel que ministró a otros. Con el tiempo fue exaltado al trono y responsable de salvar a las naciones. Sus hermanos no lo reconocieron la primera vez, pero él se les reveló la segunda vez que vinieron a Egipto. Así será con Israel: no conocieron a Cristo cuando vino la primera vez, pero le verán cuando venga otra vez y se postrarán ante Él.
Amados alumnos terminamos con estos capítulos, (37 al 40) que Dios les bendiga...
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